San Antonio, Santa Eulalia, Santa Inés, San Miguel… Una de las cosas que más sorprende al visitante cuando llega a Ibiza por primera vez es que casi todos sus pueblos tienen nombres de santos.
¿Será para compensar esa parte oscura y ‘pecadora’ de la isla? ¿Para que cuiden a los turistas fiesteros desde ahí arriba y no mueran haciendo balconing? Pues… claramente no.
La mayoría de los pueblos de Ibiza tienen nombre de santos porque se formaron en torno a una iglesia. Así cada pequeño pueblo adquirió el nombre del santo al que la iglesia estaba erigida.
Para lo pequeña que es la isla hay muchos pueblitos con algo especial, y hoy quiero destacar cinco que no puedes dejar de visitar cuando vengas a Ibiza de vacaciones.
Santa Gertrudis
En el centro de la isla, no sé qué tiene este pueblo que uno se siente muy agusto allí. Es tranquilo pero a la vez tiene un montón de comercios muy particulares y hay mucha vida durante todo el año. Su iglesia, su placita y sus bocadillos hacen de Santa Gertrudis una visita obligatoria.
Los bocadillos de Can Costa se han hecho tan populares que se han convertido en una de las mayores atracciones del pueblo, incluso me atrevería a decir que hasta de la isla. Sin embargo, he de decir que los bocadillos de los bares cercanos también están de muerte, aunque no les preceda su fama.
San Agustín
Pequeño y precioso. Con su iglesia y un par de restaurantes con mucha magia, San Agustín merece una visita para adentrarse a la Ibiza más introvertida.
San Carlos
Primer núcleo de los hippies que llegaron a la isla, este pueblecito todavía conserva parte de su esencia libre y multicultural. Es pequeño y sus callecitas peatonales se visten de comercios en los que no falta ni un detalle para conquistar al turista.
San Juan
Cada domingo el pueblecito de San Juan se llena de vida, arte, productos ecológicos, artesanía y música. Su mercadillo, abierto todos los domingos del año, es muy especial por el ambiente que se respira. Hay una atmósfera muy especial, abierto a cualquier tipo de visitante, sólo tienes que dejarte llevar al son del compás para sentirte uno más y querer quedarte a vivir allí todo el día.
Es Cubells
El pueblo de Es Cubells es tan pequeño que sólo tiene una iglesia, una biblioteca, un parking y dos restaurantes. Un mirador en lo alto del acantilado desde el que se ve la parte más salvaje de la isla completa este enclave tan poco turístico, y a la vez tan espectacular.
Sentarte en uno de sus restaurantes a tomar algo, en este entorno tan único hace que se disfrute cada bocado el triple. He de decir que en el restaurante más cercano al mirador, comimos una de las doradas más ricas que hasta ahora habíamos probado en la isla. La habían pescado sólo hacía unas horas, y su sabor era una locura.
Estos son mis cinco pueblos preferidos de la isla, ahora te toca a ti decidir cuáles son los tuyos. Así que disfruta cada visita porque te queda mucha Ibiza por descubrir.