Hoy quiero hacerle un homenaje a mi isla favorita, por tantos años que llevo visitándola y por muchos más años que la visitaré.
La primera vez que pisé la isla fue con mis compañeros de universidad, desde ese momento no he parado de repetir año tras año. Con amigos, con mi pareja y ahora también con mis niños.
Siempre me ha encantado esa diversidad que existe vayas a la zona de Ibiza que vayas y realices el plan que realices. Gente de todo tipo, con diferentes gustos y edades, haciendo los mismos planes. Esto no ocurre en muchos sitios del planeta y lo digo con conocimiento de causa ya que otra cosa no, pero viajar es lo que más he hecho en mi vida.
Sus playas, sus pueblos, sus rincones, sus atardeceres, su gastronomía, sus amaneceres, su ocio, sus excursiones, su relax, su gente, sus flores, sus cielos, su mar, sus playas y calas, su isla vecina, su encanto natural, su belleza.
Todo la hace mi isla favorita. Cuando viajo allí es cuando más disfruto de unas auténticas vacaciones y cuando no puedo viajar es el lugar del mundo donde cerrando los ojos me llevan mis sueños y se relaja mi imaginación.
Una puesta de sol en Es vedrá en San José, un amanecer en Pou des Lleó en Santa Eulalia, un paseo por Dalt Vila, la ciudad amurallada de Ibiza, una mañana de domingo en el mercadillo hippie de San Juan o un buen desayuno en el hotel Marina Palace de San Antonio son cinco acciones que no puedo dejar de hacer cada vez que vuelvo.
Ibiza, qué bonita eres.