Siempre digo que la mejor manera de conocer el encanto de un lugar es adentrarse en su interior y conocer sus pueblos y sus gentes.
En el caso de Tenerife, descubrir sus pequeños pueblos de casa blancas y hablar con los pocos vecinos que los habitan es una forma maravillosa de conocer la verdadera identidad de la isla.
Son lugares ideales para recorrer a pie y pasar un estupendo día en familia en busca de estos rincones llenos de encanto que nos hablan del pasado de la isla y de su gente.
Estos son nuestros pueblos preferidos de Tenerife, de los que nos enamoramos desde el primer momento:
San Juan de la Rambla
San Juan de la Rambla, parada obligatoria en la carretera hacia la comarca noroeste es un pueblo que se baña en La Laja y que cuenta con un centro histórico con un patrimonio declarado Bien de Interés Cultural, que se articula en torno a la iglesia de San Juan Bautista que data del siglo XVI. Darse un paseo por sus empedradas calles, como la de Alhóndiga, desde la plaza Rosario Oramas es disfrutar de uno de los cascos urbanos más bellos de la isla de Tenerife.
Caserío de Masca
Para conocer el Tenerife más rural, fuera de los núcleos turísticos, el caserío de Masca es un imprescindible. No puedes irte de la isla sin conocerlo. En pleno macizo de Teno, Masca os sorprenderá tanto a mayores como a los más pequeños por sus preciosas casas muy bien cuidadas y sus callejuelas empedradas. Es tan especial que ha sido declarado Lugar de Interés Etnográfico e Histórico. Aunque sin lugar a dudas, uno de sus grandes atractivos es su espectacular paisaje de laderas y barrancos. Ya os conté en un post anterior nuestra aventura por el sendero que desciende el barranco de Masca, uno de los más visitados de la isla.
El Sauzal
El pueblo de El Sauzal está repleto de rincones llenos de encanto y de unas vistas impresionantes. Situado en el norte de Tenerife, sobre un acantilado, todo el pueblo es un inmenso mirador desde el que poder admirar una vista única del Teide custodiando el valle de la Orotava y todo el océano Atlántico. Es un pueblo tranquilo y acogedor fuera de las rutas más turísticas en el que destacan la plaza de San Pedro con su bonita iglesia, el parque mirador de Los Lavaderos y una de las mejores puestas de sol de Tenerife que se puede disfrutar en cualquiera de sus terrazas y cafeterías.
Teno Alto
En la zona noroccidental de Tenerife y atravesando una sinuosa carretera llegamos al caserío de Teno Alto en pleno corazón del Parque Rural de Teno, uno de los pueblos rurales más aislados de Tenerife que mantiene sus costumbres rurales y su tranquilidad a la vez que un carácter acogedor con los visitantes.
Teno Alto es un caserío llenos de paisajes y senderos donde podemos disfrutar de sus hornos de tejas y de las tradicionales casas rurales con anchos muros de piedra rojiza. No puedes irte sin probar sus excelente queso de cabra y si eres de los que disfruta del silencio y la tranquilidad, pasar la noche en alguna de sus casas rurales será toda una experiencia.
Como ves, Tenerife está lleno de pueblos y lugares con encanto para descubrir y disfrutar.